Una ayuda o una distracción.
En los últimos años ha habido múltiples campañas a lo largo de todo el mundo contra el uso de los teléfonos móviles al volante. Es imposible negar que el teléfono es una grandísima distracción cuando estamos detrás del volante, cuando mantenemos una conversación telefónica nuestra atención se va desviando progresivamente de la carretera al teléfono móvil hasta llegar un punto en el que entramos en una situación de verdadero riesgo; nuestro tiempo de reacción aumenta considerablemente y llegamos a dejar de percibir hasta el 50% de las señales o estímulos necesarios para una conducción segura. Esto hace que cualquier imprevisto en la carretera pueda convertirse en una situación de peligro ante la que inexorablemente, en muchas ocasiones no podamos reaccionar a tiempo.
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